La independenciA que queremos
Se nos ha criticado, y con razón, que nuestra propuesta independentista
libertaria no está definida con claridad. Cierto es que los colectivos e
individualidades que entendemos que cualquier propuesta de emancipación social
anarquista en Canarias pasa ineludiblemente por la liberación nacional no hemos
perfilado nuestro proyecto como las mismas circunstancias políticas nos han
demandado y que ahora, en la actualidad, nos continúan pidiendo quizás con
mayor rigor.
El movimiento libertario, que en las Islas actúa, sufre una división sobre este
tema que ha generado momentos de polémica y enfrentamiento (1). Mientras para
las organizaciones anarcosindicalistas y otras en su periferia la cuestión
nacional canaria equivale a interclasismo y apoyo a la creación de un nuevo
Estado --refugiándose en el manido tópico de mi patria es el mundo y si familia
la humanidad para justificar su españolismo--, para el resto de colectivos e
individualidades, con una línea autónoma y sin rémoras estatalistas de tipo
organizativo, el independentismo es algo que indudablemente ha de incorporarse
al discurso y a la acción en que éste se base.
El anarcoespañolismo
El anarcosindicalismo en Canarias es algo testimonial, nominal, y si mantiene
su presencia en las islas es por el apoyo económico que recibe de las cúpulas
de sus respectivas organizaciones estatales. Es fácil de entender, pues, que
resultaría demasiado arriesgado para quienes en Canarias participan de esas
siglas poner en cuestión el marco referencial de lucha, acercándolo a la
realidad inmediata, y, en coherencia, romper con una estructura organizativa
que les lleva en muchas ocasiones a reproducir sin más lo que otros han
decidido en lugares distantes y distintos al nuestro. El resultado es evidente:
mantienen testimonialmente una sigla que nada auténticamente liberador aporta
al negarse su propia autonomía, su propia capacidad de decisión y acción, de
creación personal y colectiva; la militancia queda supeditada a lo que La
Organización decida y la insatisfacción, la frustración, aparece ante la
incapacidad real de desarrollar las tareas que otras personas en situaciones y
lugares lejanos se han marcado para dar respuesta a su realidad.
Un
anarcosindicalismo canario
Muy diferente ha sido, sin embargo, la posición que el anarcosindicalismo
organizado de las Islas adoptó en épocas de mayor incidencia social y política.
Con valentía y auténtica visión revolucionaria se manifestó durante los años
treinta de este siglo* en mítines y en la prensa con un independentismo
autogestionario y federalista (2) que incomprensiblemente no se reivindica, por
los actuales anarcosindicalistas de las Islas, con el orgullo con que se hace
al rememorar la revolución asturiana del 34, el 19 de julio barcelonés o las
colectivizaciones aragonesas. Al contrario, se silencia, contribuyendo así al
desconocimiento que de su misma historia tiene el pueblo trabajador canario, a
quien se le hurta, también por parte de los historiadores oficiales cobijados
en las universidades de las Islas, de sus episodios de marcado acento
libertario o descaradamente tergiversándolos. Pero si el anarcosindicalismo
canario de la década de los treinta intentaba abrir nuevas sendas
emancipatorias proponiendo la independencia como inevitable para protagonizar
la autodeterminación -la autogestión consiguiente al estallido revolucionario-,
lo hacia porque era heredero de una tradici6n libertaria que en el seno del
movimiento obrero isleño se había venido manifestando desde comienzos de siglo
con una estructura y funcionamiento marcado por una rabiosa autonomía, por un
aferramiento a la realidad en la que intervenía, que lo hacía sabedor de su
propia capacidad y posibilidades reales. No se optaba por la independencia
desde un alegre aventurerismo, sino conscientes de que ello era así por la
misma dinámica de la emancipación social. Los anarcosindicalistas canarios
de la década de los treinta eran independentistas porque eran sinceramente
revolucionarios.
Sin memoria
Pocas voces se alzan hoy en el seno de las organizaciones estatalistas
libertarias atreviéndose a defender la necesaria autonomía organizativa y una
actuación sobre la realidad ceñida a ésta, dejando de importar modelos extraños
Desde los comités o desde otras posiciones de jerarquía (es hora de que las
cosas se llamen por su nombre y se reconozca que ello existe en las mismas
entrañas de las estructuras organizativas que teóricamente basan su existencia
en el propósito de destruirla) se acalla el debate y se resucitan los viejos
tópicos. No puede existir debate cuando se recurre al tópico ideológico
sacralizado en los santos evangelios personalizados en los acuerdos
congresuales.
La visión negativa de la liberación nacional puede el anarcosindicalismo
organizado de las Islas adoptó en verse perfectamente si se analiza la prensa
anarcosindical hecha en las Islas desde el comienzo de la transición hasta el
presente. Ni una expresión positiva ante la misma ha tenido cabida en sus
páginas; han tenido que ser los fanzines, y las posiciones autónomas, quienes
han tenido que airear que existen otras alternativas desde lo libertario a la
cuestión nacional, que la liberación nacional tiene una expresión antiestatal,
de acción directa, autogestionaria y federalista.
España = Estado
Las organizaciones de ámbito estatal, reclámense de la ideología que sean, son
esencialmente españolistas. El españolismo no es patrimonio de la derecha ni se
manifiesta más visceralmente cuanto más se aproxime al fascismo; está presente
también en quienes citan y recitan a Marx o Bakunin y niegan que el pueblo
trabajador isleño sea esencialmente distinto a otros y que sea necesario que
éste se reconozca a sí mismo y profundice en su propia definición como un rasgo
más de los que ha de plantearse para encaminarse, por sí mismo, hacia mayores
cotas de libertad y bienestar en los caminos de la autogestión. El
españolismo es enemigo de la Libertad, es uniformador, negador de la
diferencia, centralista, jerárquico, opresor, como cabe esperar de una
ideología generada por un Estado, creado por un pacto de las clases poderosas
de diversas zonas geográficas para perpetuar su dominación.
El que el Estado se maquille mediante procedimientos descentralizadores,
creando el Estado de las Autonomías, nada cambia en esencia. Por un lado,
porque se sigue conservando la misma estructura piramidal (el papel de l@s
"ciudadan@s" es semejante en un Estado centralizado que en el actual)
y por otro, porque con ello se intenta reforzar la idea de una España plural,
como supuesta suma de comunidades. Pero al mismo tiempo persiste la misma
cultura españolista y, por supuesto, las funciones de defensa siguen bajo un
ejército reaccionario, vigilante ante cualquier manifestación que ponga en
cuestión la sagrada unidad de su Patria.
Estado, territorios
y fronteras
Las fronteras estatales no son algo inmutable, eterno. Como la historia -y el
mismo presente- nos demuestra, constantemente están cambiándose de demarcación
y sobre los mapas se dibujan nuevas rayas con las que los grupos de poder se
reparten las riquezas, los recursos materiales y humanos... Además rara vez un
estado encierra en sus fronteras a toda una nación y sólo a ella.
Es propósito de cada Estado el dar cohesión a sus súbditos, hacerles partícipes
de ese Estado, definido por unos territorios, unas gentes que en ellos habitan,
y una estructura jurídico-política que los organice. Genera para ello una
cultura de Estado, como es el caso del españolismo. Hacernos sentir españoles
es su propósito, hacernos cómplices, sin que nos demos cuenta, de quienes nos
oprimen y económicamente nos explotan, colaborando responsablemente en hacer
perdurar el Sistema que para ese fin han creado. El españolismo es una
ideología de Estado y capitalista.
Optamos por la destrucción de las fronteras, más no de las diferencias
culturales. Son precisamente los oprimidos de esta tierra los depositarios de
su cultura nacional, diferenciadora de otros pueblos. Cultura nacional, no
obstante, contaminada también por la cultura burguesa. Abogamos, entonces,
por el impulso de una cultura popular canaria; una cultura que asumiendo las
expresiones autóctonas (eliminando aquellas que se oponen a una liberación
total del ser humano) incorpore otras que nos encaminen hacia la emancipación
global por nuestra misma actuación colectiva y personal.
La autonomía por la
independencia
Quienes actuamos desde posiciones autónomas, hemos de reconocer, haciendo
sincera autocrítica, que no hemos contribuido en demasía a explicar nuestras
posiciones sobre la cuestión nacional, tal como al principio del escrito
apuntábamos. Al contrario, nos hemos quedado en cuatro consignas que, aunque
firmadas con una A, a los ojos de buena parte de la gente se las asimila a las
habituales propuestas estatistas-independentistas. La falta de un contacto o
coordinación estable del área autónoma-libertaria ha propiciado que no se haya
contado con la suficiente capacidad para desarrollarlas con profundidad y hacer
una divulgación extensa de la misma.
Los anarcosindicalistas de los años treinta no son los únicos independentistas
con planteamientos libertarios. Durante la transición, y aún antes, el
movimiento independentista que se manifestó bajo propuestas de lucha armada
-aunque desarrolladas de manera incipiente y desordenada- también contó con
participación anarquista. Cubillo, desde Argelia, también incluía "A las
barricadas” en sus programas radiofónicos y llamaba a los anarquistas a
engrosar las filas del MPAIAC (3), contando con adhesiones en este sentido (4),
y en la calle había expresiones de la misma (pintadas de
"independenciA", con la A encirculada, banderas negras e
independentistas ondeando juntas en las manifestaciones populares... ) (5).
Sin embargo, a pesar de tanto fervor y sentimiento nadie explicó en ese
momento, ni lo han hecho hasta el presente, qué querían esos anarquistas.
Salvando las condiciones que dictaba la clandestinidad, en ningún momento
trascendió, desde los anarcos que estaban organizados en el MPAIAC, cómo es que
cohabitaban con gentes que postulaban no ya la desvinculación del Estado
español, sino la creación de un nuevo Estado. Nadie tampoco acierta a entender,
ni ellos lo explicaron en su momento, cómo compartían organización con
posiciones, además de estatistas, de claro talante burgués y francamente
xenófobas. Quizás ello tenga que ver con el desconocimiento y la confusión
ideológica del momento, aderezado con una vía de escape de un activismo
impulsivo, poco dado a la reflexión.
Nacionalismo burgués
Al igual que el españolismo es una ideología estatista que ayuda a contener el
sistema de explotación, el nacionalismo canarista cumple igual función.
Un amplio sector de la burguesía canaria intenta ahora reubicarse tras la
entrada de Canarias en la Europa de los mercaderes y el nuevo marco institucional
del Estado de las autonomías y por ello juega al nacionalismo. Podrán
adherirse, en un momento dado, más amplios sectores de la burguesía que ahora
defiende postulados más españolistas, dependiendo de si sus intereses no quedan
suficientemente protegidos o son incapaces de pactar un acuerdo que les
satisfaga con los capitales europeos. Llegado el momento, si las cosas se le
complican, podrán apostar por la ruptura y abogar por la creación de un estado
canario, incluso algunas de sus líderes airean ya la posibilidad de conversión
de las Islas en un Estado libre asociado, al estilo de Puerto Rico. Mientras
tanto juegan al nacionalismo canarista como en un pasado no excesivamente
lejano lo hacían por el nacionalismo españolista. Al nacionalismo canarista
se han atraído buena parte de los cuadros sindicales y políticos de la
izquierda tradicional del Archipiélago y comparte con ellos las prebendas del
poder, mientras lo rentabilizan garantizándose una paz social y dando a su
gestión determinados tintes progresistas que en nada cuestionan el actual
sistema de dominación.
Antes ya citábamos cómo es que la misma dinámica y extensión del movimiento
autónomo-libertario había contribuido, junto a la incomprensión manifestada por
la ortodoxia anarcosindicalista y adláteres, a que nuestra proposición de
liberación social y nacional se confunda con una cohabitación de clases que den
lugar al surgimiento de un estado canario. ¿Tiene realmente algo que ver
nuestra propuesta con la que acabamos de describir? Nuestra proposición no sólo
está lejos de ella, sino radicalmente enfrentada. Primero, porque se desarrolla
lejos de las estructuras que la burguesía ha diseñado para garantizar su
dominación de clase. No tiene, ni tendrá nunca por tanto, una expresión
institucionalizada como la que acabamos de describir. Nunca podrá plantearse
como programa electoral... Nuestra propuesta independentista nace de la
necesidad de emancipación clasista y, como tal, acogiendo la necesaria
liberación de la opresión nacional que la burguesía y su estado (hoy el
español) ejercen. Si, hoy, determinados sectores de la burguesía canaria se
sienten agraviados y se desmarcan de sus tradicionales posiciones españolistas
no significa que vayan a hacer dejación de su dominación; no es otra cosa -como
ya hemos repetido- que una reacomodación a una nueva situación, en la que busca
posicionarse de forma ventajosa.
El Estado no libera,
oprime
Tampoco existen paralelismos con las tradicionales posiciones independentistas
del Archipiélago, hoy testimonialmente mantenidas por CNC y FREPIC, una vez que
el PCAC -la expresión independentista del comunismo ortodoxo- se diluyó por si
sólo y hasta alguno de sus antiguos líderes hoy pastan por la CoCa y que MCL se
enfrascara en una división interna que posteriormente dio lugar al MAC,
dejándose de tener noticias de ambos desde hace tiempo. Este nacionalismo,
igualmente burgués. que se diferencia del nacionalismo canarista por sus
planteamientos de abierta ruptura con el Estado español y la creación de un Estado
canario y por su vocación panafricanista, puede confluir perfectamente con
Coalición Canaria (CoCa) si se dan ciertas condiciones en un momento dado (un
mayor radicalismo verbal y cierto protagonismo a sus líderes puede bastar... ),
pues en esencia optan por mantener el actual sistema de dominación de clase.
Cuando algún periódico publicó un 28 de diciembre la "inocentada" de
que Cubillo -el histórico líder del MPAIAC y CNC- fichaba por la CoCa, muchas
personas dieron por cierta la noticia, viendo como lógico que Cubillo intente
hacerse un hueco bajo el sol que un día ayudó a prender.
Cualquier iniciativa que opte por el Estado como alternativa a la opresión
nacional es esencialmente burguesa y no va a transformar las condiciones en que
se produce las relaciones de producción y dominación presentes. Nosotros nos
manifestamos como independentistas porque somos anticapitalistas, porque
consideramos que para superar al actual Sistema debemos destruir todos los
aparatos en los que se basan las clases dominantes (de Europa, América o
Canarias...) para perpetuar su dominio, debemos destruir el Estado y cualquier
organización burocrática que lo genera.
Nuestra opresión cultural, étnica, es pareja a la opresión o explotación
económica, ya que son las condiciones históricas en que se ha desarrollado
ésta las que han hecho que aquella se manifestara como un elemento necesario
que la garantizase. La opresión nacional es una manifestación más de la
opresión capitalista, porque el capitalismo en Canarias se ha desarrollado
bajo formas coloniales.
No cabe plantearse una liberación de clase dejando intacta la opresión
nacional, como tampoco sirve pensar en una liberación nacional obviando la
opresión de clase. La doble opresión nacional y de clase debe tener una solución
conjunta, al mismo tiempo. La revolución, por tanto, pasa por la independencia.
Independentismo
libertario
La alternativa que defendemos parte de la autoorganización como método. La
autoorganización tiene como eje la asamblea de iguales, la desaparición de las
jerarquías, la disolución del poder. La autoorganización es posible impulsarla
desde ya, desde los barrios, los centros de trabajo, etc. , como forma
alternativa de organización al Sistema (entiéndase, partidos, sindicatos e
instituciones mediante la que el Sistema nos indica que
"participemos"). Es la democracia directa que se opone a la
democracia burguesa, delegada, burocrática.
La sociedad canaria que propugnamos no vendrá como resultado de unas
elecciones, sino que surgirá a través de la acción directa y la autogestión. Las
candidaturas (llámense como se quieran llamar) no sirven para promocionar la
autoorganización popular, sino que la frenan potenciando el reformismo y
negando el protagonismo colectivo. Los medios empleados son los que van
perfilando los fines.
Los procesos autoorganizativos marcarán las pautas de cómo será la sociedad
canaria del porvenir. La coordinación de estas realidades, mediante
delegaciones revocables, articulará el movimiento, al que desde ahora lo va
enriqueciendo también las variadas cuestiones que se plantean desde los
movimientos sociales de raíz asamblearia (ecologismo, feminismo,
antimilitarismo...), cuyas aportaciones habrán de irse incorporando siempre que
vayan en un fortalecimiento de la alternativa autoorganizativa. El poder estará
en la base, disuelto; vaciadas las instituciones de sentido y parapetadas tras
ellas la burguesía y l@s burócratas que las defienden, muy poco esfuerzo
costará desprenderse para siempre de ellas, simplemente porque no servirán para
nada: significará que el pueblo canario ejerce su autogobierno, que Canarias es
independiente, que nadie ajeno a su pueblo manda sobre él...
La emancipación nacional no la planteamos pues como una copia de la sociedad
capitalista, donde subsiste la división dirigentes/dirigid@s, sino que se evita
la creación de cualquier nueva clase privilegiada o burocrática mediante la
coordinación de las decisiones asamblearias.
Planteamientos igualmente autogestionarios debe tener la alternativa económica,
lo que significa que el pueblo habrá de dotarse del conocimiento necesario para
regirlo. Una economía que liará renuncia de tecnologías complicadas, con lo que
se evita la necesidad de “especialistas" y de dependencias foráneas, y que
habrá de producir de acuerdo a las necesidades reales sólo lo que haga falta.
Una economía que respete el frágil medio de las islas, utilizadora de energías
renovables y que tiene en la reutilización y el reciclaje unas claves para su
desarrollo.
Contra toda
dominación, independencia
La alternativa independentista libertaria puede aportar al momento presente la
clarificación de la que carece las otras alternativas que se reclaman por la
emancipación nacional o por la liberación de clase. Precisamente en un momento
en que la izquierda tradicional va haciendo aguas, una vez que el patrón
soviético se desmoronó, y navega al pairo socialdemócrata o sus líderes
desertan para asociarse a quienes han criticado como representantes políticos
de la burguesía isleña, dejando a las bases huérfanas de cualquier referencia.
Cuando, además, el desprestigio del Sistema cada vez es mayor, proporcional a
los casos de corrupción que se ve obligado a destapar para ocultar la misma
estafa colectiva que representa la existencia del Estado español. En una
situación en que el independentismo canario que aboga por la creación de un
nuevo Estado se ha quedado en una mera retórica verbal y concibe su proyecto
como un mero cambio "administrativo", de bandera, uniformes y poco
más... En estos turbios tiempos, donde el tiempo va asentando dónde queda cada
cual, la alternativa independentista libertaria puede significar el acicate
necesario para hacer emerger el protagonismo popular y unir la emancipación
nacional a la de clase. Por lo pronto, procuraremos seguir divulgando,
debatiendo, sin dejar de impulsar los movimientos asamblearios que le permitan
al pueblo autogoorganizarse para solventar sus asuntos y que es la esencia
misma de la propuesta.
FERINTO
Embannet er gazetenn El Baifo, nº 6-7, Miz Gwengolo 1994.
Notas:
1. El Baifo, nº 5, pp.
26-27.
2. Trueno: "La CNT por la independencia de Canarias” en El Baifo,
nº 5, pg. 5.
3. Ver el llamado "Libro Blanco del MPAIAC" en Canarias, otro
volcán. Ed. Hordago, 1978.
4. Ver el informe cuasi-policial de las detenciones de independentistas en 1978
del fascista periodista Carlos Millán Cazorla, Camica, en Canarias pudo ser
independiente. Jaque a Cubillo, edición de autor, 1981. También el artículo
"IndependenciAnarquía" en Baile del Sol, nº 3.
5. "IndependenciAnarquía", en Baile del Sol, nº 3.